La verdad es que venía distraída pensando en sus cosas. Cosas de mosca de la fruta. Una lista larga de la compra de olores en el buffet libre del regazo del río seco; sus vecinas las cigarras que están de fiesta y no dejan dormir a las larvas, en fin, que no la vio.
Se quedó colgada en el aire, interrumpida, con cara de mosca de la fruta tratando de pronunciar "huevo" en francés: Oeuf!
Entonces la vio de verdad y a todos sus ojos; y como las moscas no tienen corazón, le dio un vuelco a la parte pulsátil del tubo longitudinal dorsal; se le heló la hemolinfa en el sinus pericardial y ya, sin ponernos finos, se cagó encima.
Y ya sabéis. No existe la palabra piedad en el diccionario de las arañas.
Argiope argentata española (muy similar a su prima americana pero con acento local) comiéndose a una pequeña mosca de la fruta sabor melocotón.
Fotos: Merlin