Este ejemplar de coleóptero muy similar a otro al que llaman "mariquita" -aunque prefiera que le digan gay-, estaba zampándose esta florecilla silvestre con la alegre seguridad que creen tener los impunes, los botarates o los poderosos. A plena luz, poniéndose las tripas amarillas de pétalos, sin ocultar su fruición y a descubierto de posibles depredadores. Poco después, un primo suyo quedó atravesado por un tábano que evidentemente estaba "a por el apèritif... "
Fui testigo de ese crimen pero no pude fotografiarlo. Quizás, en un futuro deba prestar declaración en los juicios por los crímenes contra la insectidad que he cometido. Y a todo esto, la mariquita se zampó la flor, levantó la capota roja de protoalas y con las de abajo pilló altura y desapareció. ¿Dónde? Otro misterio de la naturaleza sin resolver.
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